Las leyendas urbanas más terroríficas y sorprendentes de Argentina explicadas en un video excelente para los amantes del terror
Las leyendas urbanas siempre generan interés entre los fanáticos del terror y el suspenso. Se trata de relatos basados en comentarios o cuentos orales, o en situaciones paranormales que nunca se termina de saber si son ciertas o no, pero que ganan tanta popularidad que se extienden a lo largo de la ciudad o el país en este caso.
En Argentina hay una gran variedad de leyendas urbanas, por eso elegimos este divertido video se analizan las más extendidas por el país. La primera que veremos con detenimiento habla acerca de El Familiar, un perro que vivía en una fábrica de un barrio precario en la ciudad capital.
La leyenda dice que cada año hay un desaparecido en esta fábrica y uno de los vigilantes asegura haber escuchado un gruñido atemorizante. Cuando se acercó a la ventana para ver lo que sucedía, vio un perro de gran tamaño, ojos enormes y rojos. ¿Qué dice la leyenda? Que este perro es El Perro Familiar, que pertenece al dueño de la fábrica y que hizo un pacto con el Diablo para no ser nunca atracado. Desde entonces tiene que sacrificar a uno de sus empleados de forma anual.
La leyenda de El Perro Familiar
Esta leyenda urbana está relacionada también con la de los pueblos azucareros del norte argentino, allí se decía que los dueños de los ingenios habían pactado con el Diablo para conseguir mayor rentabilidad en sus tierras y para pagarle al príncipe de las tinieblas cada año debían entregar a un peón para garantizar la riqueza y prosperidad del ingenio.
El Familiar era el perro endemoniado que salía a buscar al peón elegido para ser el sacrificio. La importancia de cumplir este pacto era tanta, que en caso de que no se sacrificará un peón el propio dueño corría riesgo de ser atrapado por el perro gigante.
La leyenda urbana se extiende a la ciudad
El Familiar siempre está representado como un can de gran tamaño y actitud feroz. Lejos de los ingenios del norte, en las fábricas de un barrio precario en la ciudad de Buenos Aires, la leyenda urbana se extendió a tal punto que las personas empezaron a creer también que el éxito de algunas fábricas de los barrios más precarios y las misteriosas desapariciones de empleados se debían a estos pactos con las fuerzas del mal.
El cuarto de el Familiar
El Familiar vivía en un pequeño cuarto escondido en lo profundo de la fábrica. Dicen antiguos empleados de la fábrica que una vez al año alguien era enviado a buscar herramientas pero nunca regresaba. Nunca quedo demostrado si el perro endemoniado gigante existía, sin embargo las leyendas urbanas se destacan por esa gran facilidad para extenderse entre la gente, sin importar si existen pruebas físicas que demuestren o rechacen totalmente la existencia de un ente sobrenatural de este tipo.
Cuando los trabajadores encontraban la muerte en la fábrica, se decía que el Familiar estaba con hambre y que entonces sería un año provechoso para el dueño. Otra variante de la leyenda cuenta que el perro se encargaba de devorar a los trabajadores que generaban discordia.
Si el propietario del ingenio, o de la fábrica, moría sin pasar el secreto de el Familiar, el perro maldito moría de hambre y cuando desaparecía la familia quedaba en la desgracia y perdía la fortuna que tanto trabajo y sacrificios le habían valido al que realizó el pacto.
Escapando del perro de la muerte
El Familiar es un ser endemoniado al cuál no se puede matar, sin embargo es posible escapar de sus poderes si llevábamos un rosario colgando y una cruz. De esta forma las protecciones religiosas ayudan en una lucha entre poderes santos y malditos que viene desde los orígenes del mundo.
Hoy la leyenda urbana del Familiar ya no es tan extendida, pero suele contarse entre los relatos de fogón para generar terror y miedo en los más jóvenes. No se han encontrado pruebas que demuestren realmente la existencia del perro endemoniado pero todo indica que desde el norte del país hasta el centro de la ciudad más importante, la presencia de este perro maldito se ha ganado un lugar en el corazón de los argentinos.
El Familiar era el perro del Diablo o quizás una manifestación del propio Diablo. Es negro, enorme y con una ferocidad que deja en vergüenza al perro más grande y violento que uno pueda imaginar. Su sed de sangre solamente se saciaba cuando comía a un peón o a un trabajador de la fábrica donde había hecho el pacto, y sino también podía devorar a las personas que no cumplían su parte del trato. Siempre que está presente el Familiar, hay sangre y muerte.